La pareidolia o la capacidad de percibir rostros u otras imágenes en patrones visuales aleatorios en distintos objetos o en la naturaleza, ha sido utilizado por muchos y reconocidos artistas para su inspiración. En la actualidad, los científicos están investigando la relación entre la pareidolia y la creatividad. Diversos estudios han demostrado que las personas creativas tienen más tendencia a percibir pareidolias, que las personas con menor creatividad.
De hecho, algunos han propuesto que la capacidad de reconocer estos patrones podría ser una forma de medir el nivel de creatividad de un individuo. Esta teoría se basa en la idea de que las personas creativas tienen una mente más abierta y receptiva nuevas posibilidades. Est les permite percibir y apreciar los patrones en los lugares menos esperados.
“Cuando era niño, quedaba cautivado por los rostros que veía en los remolinos del mármol de las mesas en el restaurante de mi tío. En la escuela me enseñaron que Salvador Dalí solía mirar hacia el techo de su salón y encontraba escenas extravagantes en las formas del yeso. Incluso como maestro, dando consejos a otros artistas, Leonardo da Vinci recomendaba observar las nubes, las rocas y otras formaciones naturales para de alguna forma, inspirarnos en el trabajo creativo.“
Es interesante lo que puede decirnos sobre la naturaleza de la creatividad el fenómeno de la pareidolia, y sobre cómo podemos usar esta habilidad innata para ayudarnos a imaginar y crear cosas nuevas.

En la creatividad, no se trata de pensar… se trata de ver
La creatividad no surge de la nada, sino que está fundamentada en nuestra habilidad para observar y entender nuestro entorno. Al ser más conscientes de nuestro entorno, podemos identificar oportunidades para la innovación y el cambio, y así generar nuevas ideas. De esta manera, el proceso creativo es una interacción constante entre nuestra mente y el mundo que nos rodea.
Es importante reconocer que la creatividad no es una habilidad innata que se posee o no, sino que puede ser desarrollada y mejorada mediante la práctica y la exploración consciente de nuestro entorno. Al entrenar nuestra mente para percibir patrones y conexiones inesperadas, podemos ampliar nuestra capacidad creativa y encontrar nuevas formas de abordar los desafíos que se nos presentan.
Los estudios han demostrado que los individuos creativos procesan los estímulos sensoriales externos de una manera diferente. Según un equipo de científicos que investiga la relación entre la creatividad y la pareidolia, los individuos creativos tienen una mayor capacidad para conectar elementos no relacionados entre sí. Además, se ha descubierto que las personas creativas exhiben un mayor nivel de “inestabilidad perceptiva”. Por ejemplo, al presentárseles una ilusión óptica como el cubo de mas abajo, pueden alternar con mayor facilidad entre las dos formas de percibir la figura. (Hacia dentro y hacia fuera)

La creatividad se basa en nuestra capacidad de dar significado al mundo que nos rodea
Los científicos creen que la pareidolia es una habilidad adaptativa evolutiva, que nos permite distinguir rostros y otras imágenes significativas en medio de toda la información visual que recibimos constantemente. Esta habilidad perceptiva está altamente ajustada al mundo orgánico en el que hemos evolucionado. La investigación en laboratorios ha demostrado que tendemos a detectar pareidolias con mayor frecuencia en escenas con una complejidad visual similar a la que encontramos en la naturaleza.
Nuestro sistema perceptivo evolutivo se adapta a lo que es natural y a lo que es social y emocional. Esto significa que en patrones aleatorios, es más probable que veamos imágenes de rostros, a menudo con expresiones dramáticas.

En la creatividad se trata de tolerar y hacer uso de la ambigüedad.
Las personas creativas tienen la habilidad de permanecer más tiempo en espacios mentales de incertidumbre, donde las imágenes y las experiencias son ambiguas y carecen de un significado o una explicación definida. En lugar de apresurarse a dar una respuesta, pueden explorar este espacio de manera más profunda y considerar todas las posibilidades.
La habilidad de tolerar la ambigüedad, nos permite aprovechar sus beneficios, entre ellos, extraer material de nuestro interior, como emociones, creencias y recuerdos que quizás no hayamos sido conscientes. Al enfrentarnos a estos estímulos indeterminados o incompletos, nosotros mismos completamos las partes faltantes, y gran parte de ese material proviene de nuestro inconsciente. Las pareidolias nos llevan a proyectar nuestra propia subjetividad en el mundo, haciéndola visible para nosotros y permitiéndonos trabajar con ella de una manera creativa.
3 Ideas para ver pareidolias y mejorar la creatividad
Estos hábitos mentales son los que podemos cultivar conscientemente. Aquí hay tres ideas para usar pareidolias para mejorar su creatividad:
1. Busca activamente pareidolias
Es posible encontrar patrones en todos los lugares, tanto en el mundo natural como en el urbano, desde las nubes y las rocas hasta los edificios y los elementos urbanos. Para aquellos que son sensibles a ver pareidolias, la vida cotidiana se vuelve fascinante. Los patrones tienen una cualidad subversiva, como si el universo nos estuviese revelando un secreto.
2. Busca pareidolias en tus obras
Los diseñadores y artistas, son expertos en detectar patrones en sus propios borradores y bocetos. A menudo “descubren” elementos que no pusieron allí intencionalmente. Los investigadores han observado en un análisis en profundidad de los métodos de un arquitecto experimentado, que el 80 por ciento de sus nuevas ideas provenían de la reinterpretación de sus dibujos antiguos.
3. Contemplalas como una forma de facilitar una mentalidad creativa
Buscar una pareidolia es en sí mismo un acto creativo: estamos percibiendo algo que (todavía) no existe, lo cual es una de las facetas de la creatividad. Al mismo tiempo, la belleza de las pareidolias radica en que son automáticas y no requieren esfuerzo alguno por nuestra parte. Nuestro cerebro las crea por nosotros, utilizando lo que el psicólogo Alfred Binet llamó “imaginación involuntaria”.
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La investigación ha demostrado que pasar tiempo observando figuras ambiguas puede “entrenar” nuestra mente hacia una mentalidad creativa, llevando a las personas a pensar con más fluidez, flexibilidad y ser mas originales. Contemplar las pareidolias nos invita a salir de un mundo uniforme donde todo es exactamente lo que parece, y nos adentramos en un mundo enigmático, emocional e incluso fantástico.
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